Estructura
El texto se estructura similar a un diario. Encontramos párrafos separados del anterior por signos tipográficos: " * * * ". Fijémonos en los inicios con los que sucesivamente se situa al narrador y cómo se retoma el relato:
"Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. El verano se adelantó. Puse la cama cerca de la pileta de natación y estuve bañandome, hasta tarde. [hacía calor] (p.93)
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"Desde los pantanos de las aguas mezcladas veo la parte alta de la colina, los veraneantes que habitan el museo. Por su aparición inexplicable podría suponer que son efectos del calor de anoche." (p.95)
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"La vegetación de la isla es abundante. Plantas, pastos, flores de primavera, de verano, de otoño, de invierno, van siguiendose con urgencia, con más urgencia en nacer que en morir, invadiendo unos del tiempo y la tierra de los otros, acumulándose inconteniblemente. En cambio los árboles están enfermos;" (p.98) * * *
"En la parte alta de la isla, que tiene cuatro barrancas pastosas (hay rocas en las barrancas del oeste), están el museo, la capilla, la pileta de natación. Las tres construcciones son modernas, angulares, lisas, de piedra sin pulir. La piedra, como tantas veces, parece una mala imitación y no armoniza perfectamente con el estilo."(p.99) * * *
"En dos ocasiones análogas hice mis descubrimientos en los sótanos. En la primera –habían empezado a mermar las provisiones de la despensa– buscaba alimentos y descubrí una usina. Cuando recorría el sótano advertí que ninguna pared tenía el tragaluz que yo había visto desde afuera, con vidrios espesos y rejas, medio escondido entre las ramas de un conífero. Como en una discusión con alguien que me sostuviera que ese tragaluz era irreal, visto en un sueño, salí a comprobar si todavía estaba" (p.101) * * *
"No espero nada. Esto no es horrible. Después de resolverlo, he ganado tranquilidad.Pero esa mujer me ha dado una esperanza. Debo temer las esperanzas.
Mira los atardeceres todas las tardes; yo escondido estoy mirándola. Ayer, hoy de nuevo, descubrí que mis noches y días esperan esa hora. La mujer [...]" (p.105)
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"En quince días hubo tres grandes inundaciones. Ayer la suerte me salvó de morir ahogado. Casi me sorprende el agua. Ateniéndome a las marcas del árbol, calculé para hoy la marea. Si a la madrugada hubiera dormido, habría muerto. Muy pronto el agua estaba subiendo con la decisión que tiene una vez por semana. Ha sido tanta mi negligencia [...]" (p.107) [El narrador no se explica la sorpresa]
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"Ahora la mujer del pañuelo me parece imprescindible. Tal vez toda esa higiene de no esperar sea un poco ridícula. No esperar de la vida, para no arriesgarla; darse por muerto, para no morir. De pronto esto me ha parecido un letargo espantoso, inquietísimo; quiero que se acabe. Después de la fuga, después de haber vivido no atendiendo a un cansancio que me destruía, logré la calma; mis decisiones tal vez me devuelvan ese pasado o a los jueces; los prefiero a este largo purgatorio." (p.111) * * *
"Estoy asustado; pero con mayor insistencia, descontento de mí. Ahora debo esperar que los intrusos vengan, en cualquier momento; si tardan malum signum: vienen a prenderme. Esconderé este diario, prepararé una explicación y los aguardaré no muy lejos del bote, [...]" (p.111) * * *
"Ha sido otra vez como si no me hubiera visto. No cometí otro error que el de permanecer callado y dejar que se restableciera el silencio.Cuando la mujer llegó a las rocas, yo miraba el poniente. Estuvo inmóvil, buscando un sitio para extender la manta. Después caminó hacia mí. Con estirar el brazo, la hubiera tocado. Esta posibilidad me horrorizó (como si hubiera estado en peligro de tocar un fantasma). En su prescindencia de mí había algo espantoso. Sin embargo, al sentarse a mi lado me desafiaba y, en cierto modo ponía fin a esa prescindencia." (p. 115)
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"Mi cansancio es, casi, una enfermedad . Tengo a mano el cielo de acostarme debajo de los árboles hasta las seis de la tarde. Lo postergaré. La razón de esta necesidad de escribir ha de estar en los nervios. El pretexto es que ahora mis actos me llevan a uno de mis tres porvenires: la compañía de la mujer, la soledad (o sea la muerte en que pasé los últimos años, imposible después de haber contemplado a la mujer), la horrorosa justicia." (p. 119) * * *
"Todo ocurrió dentro de la más previsible normalidad, pero en una forma inesperadamente benigna. Estoy perdido. Al labrar este jardincito cometí un furioso error, como Ayax –o algún otro nombre helénico ya olvidado– cuando acuchilló a los animales; pero en este caso yo soy los animales acuchillados.La mujer llegó más temprano que de costumbre. Dejó el bolso (con un libro medio salido) en una roca, y en otra, más playa, extendió la manta. Tenía un traje de tenis; un pañuelo casi violeta, en la cabeza." (p. 120)
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"Todo lo que he escrito sobre mi destino –con esperanzas o con temor, en broma o en serio– me mortifica.Lo que siento es desagradable. Me parece que desde hace mucho sabía el alcance funesto de mis actos, y que he insistido con frivolidad y con obstinación... Habría podido tener una conducta en un sueño, en la locura... En la siesta de hoy, como un comentario simbólico y anticipado, vino ese sueño: mientras jugaba un partido de croquet, supe que la acción de mi juego estaba matando un hombre. Después yo era, irremediablemente, ese hombre.
Ahora la pesadilla continúa... Mi fracaso es definitivo, y me pongo a contar sueños. Quiero despertar, y encuentro esa ressistencia que impide salir de los sueños más atroces.
Hoy la mujer ha querido que sintiera su indiferencia. Lo ha conseguido. Pero su táctica es inhumana." (p. 122-123)
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"Ayer no fui a las rocas. Muchas veeces me declaré que no iría hoy. A la mitad de la tarde supe que no iría. Faustine no fue y quién sabe cuándo volverá. Su entretenimiento conmigo ha terminado (con el pisoteo del jardincito). Ahora mi presencia la fastidiará como una broma que hizo gracia alguna vez y que alguien quiere repetir. Me encargaré de que no se repita.Pero en las rocas estaba enloquecido: «Es mi culpa», me decía (que Faustine no apareciera), «por haber estado tan resuelto a faltar»." (p. 126)
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"Mi decisión de no aparecer ante Faustine duró cuatro días (ayudada por dos mareas que me dieron trabajo).Fui temprano a las rocas. Después llegaron Faustine y el falso tenista. Hablaban correctamente francés; muy correctamente; casi como sudamericanos. [Luego el narrador cita el diálogo entre Faustine y Morel, sorprendiéndose primero de que ambos volvieran a tratarse de Ud. y luego de la repeticiones.]" (p. 127)
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"Cuando vi la colina deshabitada temí encontrar la explicación de una celada que ya estuviera funcionando. Con sobresalto recorrí todo el museo, escondiéndome a veces. Pero bastaba mirar los muebles y las paredes revestidos de aislamientos, para convencerse de que allí nunca hubo nadie. Más aún: para convencerse de que allí no había nadie. Es dificil después de una ausencia de casi veinte días, poder afirmar que todos los objetos de una casa de muchísimas habitaciones se encuentran donde estaban cuando uno se fue; sin embargo acepto, como evidencia para mí, que estas quince personas (con otras tantas de servidumbre), no hayan movido un banco, una lámpara o –si movieron algo– hayan vuelto a poner todo en su sitio, en la posición que tenía antes. [...]" (p. 131)
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"Por vago compromiso, para justificar mi descenso, intenté poner en funcionamiento la usina de luz. Hubo unas explosiones débiles y la clama de interior volvió a establecerse, entre una tormenta que movía las ramas de un cedro, contra el vidrio espeso de la lumbrera.
No recuerdo cómo salí. Al llegar arriba oí un motor; la luz, con oblicua velocidad, alcanzó todo y me ouso frente a dos hombres: uno vestido de blanco, otro de verde (un cocinero y un sirviente). No sé cuál preguntó (en español):" (p. )
No recuerdo cómo salí. Al llegar arriba oí un motor; la luz, con oblicua velocidad, alcanzó todo y me ouso frente a dos hombres: uno vestido de blanco, otro de verde (un cocinero y un sirviente). No sé cuál preguntó (en español):" (p. )
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"Me asomé, presintiendo una detención brusca, el fin de mis perplejidades.No había nadie.
Subí la escalera, avancé por los pasillos del entrepiso; desde uno de los cuatro balcones, entre hojas oscuras y una divinidad de barro cocido, me asomé sobre el comedor.
Había algo más de una docena de personas sentadas a la mesa. Imaginé que serían turistas neozelandeses o australianos; me pareció que estaban instalados, que no iban a partir de un rato después."
"Me he sobre puesto a la repulsión nerviosa que sentía por las imágenes. No me preocupan. Vivo confortablemente en el museo, libre de las crecidas. Duermo bien, estoy descansado y tengo, nuevamente, la serenidad que me permitió burlar a los perseguidores, llegar a esta isla.
Es verdad que el roce de las imágenes me produce un malestar (sobre todo si estoy distraído); [...]" (p. 164)
"Un hombre solitario no puede hacer máquinas ni fijar visiones, salvo en la forma trunca de escribirlas o dibujarlas, para otros, más afortunados.
Para mí ha de ser imposible descubrir algo mirando las máquinas: herméticas, funcionarán obedeciendo a las intenciones de Morel. Mañana lo sabré con certeza. Hoy no he podido ir al sótano; he pasado la tarde juntando alimentos." (p. 165)
Iteración, frecuencia
una vez por semana [el mar suprime los pantános]" (p.93, 13)
anoche [me dormí en esta isla vacía] tarde (p.95, 3-6)
a la madrugada [música y gritos me despertaron] (p.95, 5)
Contaré fielmente los hechos que he presenciado entre ayer a la tarde y la mañana de hoy, hechos inverosímiles, que no sin trabajo(!) habrá producido la realidad[...]
Ahora parece que la verdadera situación no es la descrita[...] (p. 145)
[El narrador que parte de un tiempo lineal finito, llega a observar una narración eternamente circular]
"Puede pensarse que nuestra vida es como una semana de estas imágenes y que vuelve a repetirse en mundos contiguos" (p. 169, 33-39)
Expectativas
[futuro inmediato]
si en pocos días no muero ahogado o luchando por mi libertad (p.93, 16)
[el cuerpo] vive ocho quince días (p.94, 24)
ahora es muy general admirarse con la mágia(!) del pasado inmediato (p.95, 23)
[futuro remoto]
"Lo pensado y lo sentido en la vida -o en los ratos de exposición- será como un alfabeto, con el cual la imagen seguirá comprendiendo todo (como nosotros, con las letras de un alfabeto podemos entender y componer todas las palabras). La vida será, pues, un depósito de la muerte. (p. 167 1-6)
"[...] el hombre [de intelecto menos basto que el de Morel] elegirá un sitio apartado, agradable, [...] con las personas que más quiera y perdurará en un íntimo paraíso. Un mismo jardín, si las escenas a perdurar se toman en distintos momentos, alojará innumerables paraísos, cuyas sociedades, ignorándose entre sí, funcionarán simultáneamente, sin colisiones, casi por los mismos lugares. Serán por desgracia, paraísos vulnerables, porque las imágenes no podrán ver a los hombres, y los hombres, si no escuchan a Malthus, necesitarán algún día la tierra del más exiguo paraíso y destruirán a sus indefensos ocupantes o los recluirán en la posibilidad inútil de sus máquinas desconectadas [...]" (p. 167, 17-30)
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